jueves, 17 de noviembre de 2011

Construir una Nación Futbolística: Cultura y Proceso


Finalmente ha llegado el momento de cerrar la serie de tres posts que componían construir una nación futbolística. Y ha llegado en el peor momento, porque tras las esperanza momentánea contra Bolivia, la desilusión pasajera con Venezuela, ha llegado la derrota de local y con ella la triste realización de lo que somos. Nada que no se haya dicho en los post anteriores: chistes malos durante el partido y poco entendimiento de lo que estaba pasando, lugares comunes como hay que ir pa´ lante, y poca conciencia de la forma en que el equipo no podía sostener la pelota y se perdía en un ímpetu vacío.  Con esto en mente, y para no repetir el diagnostico ya hecho la pregunta es ¿Cómo convertirnos en una nación futbolística? Hay dos rutas determinadas claramente por la literatura psicológica: el proceso y el cambio cultural. 

Empecemos por lo más fácil: el proceso. Herbert Simon propuso que el surgimiento de la experticia requiere diez años de práctica en un área determinada. A través de estudios biográficos, y respaldado en modelos de simulación, logró mostrar que incluso los llamados niños prodigio en áreas como la música producen su primera obra relevante a los 10 años de haber empezado a trabajar en el área. Ericsson, por otro lado, logró mostrar que el tipo de práctica que se requería para el desarrollo de la experticia implicaba la solución deliberada de tareas complejas y variables. Las implicaciones de esto para la construcción de una nación futbolística son obvias: Un equipo de fútbol que cambia cada cinco veces de técnico no puede ganar; un equipo que utiliza una nomina de cincuenta y pico jugadores en una eliminatoria o que cambia cinco jugadores entre un partido y otro, no puede desarrollar las dinámicas de reconocimiento y reacción que caracterizan a los expertos. Con todo y todo, tenemos el mismo síndrome que los argentinos: cambiamos al técnico a última hora y por eso los jugadores no han desarrollado la memoria muscular, el automatismo, que les permita coordinar sus acciones en tiempo real. Se vio muchas veces durante el partido contra Argentina como el jugador que debía correr por la banda se quedaba estancado, mientras el volante se paralizaba frente a la presión del rival. Hay una palabra que nos hace falta en el léxico: “Bancar”. Bancar al técnico en las malas como los ingleses a Fabio Capello después de su modesta participación en el mundial. Nos falta también mantener los técnicos como los uruguayos a Tabárez durante cinco años, o como los dirigentes del Manchester a Ferguson. Hemos aprendido paulatinamente como nación que no debemos cambiar la constitución como un remedio para nuestros males, es hora de que hagamos lo mismo con nuestro juego: no es cuestión de jugar con pelota al pie o con pases largos, es cuestión de conocer un estilo, cualquiera que este sea, a la perfección. Esa es la ruta corta: ya que no somos por vocación una nación futbolística, no está en nuestra cultura, debemos buscar respuestas en procesos sostenidos, como, por usar un ejemplo cercano, el de Venezuela. 

La ruta larga es el cambio cultural. Los niños que crecen en una cultura que respeta la pelota, o que oyen recurrentemente dichos futbolísticos (e.g., toco y me voy, para tocar y hacer paredes; saque si quiere ganar para que los defensas no se pongan a regatear) se interna en la práctica deliberada por diez años o más, a través de actividades informales. Entender que no somos una nación futbolística implica cuestionarnos a nosotros mismos y a partir de ahí empezar a construir, con cambios pequeños pero sostenidos, los elementos que produzcan los jugadores del futuro. Por decir algo, un padre de familia que le enseña a su hijo que la esencia del fútbol es esquivar a cuatro jugadores y hacer el gol individualmente, empezaría a cuestionarse y a explicarle a su hijo que pasar la pelota (como no hizo Zúñiga cuando el gol estaba hecho contra Argentina) o bajar a marcar, es tan o más importante que hacer los goles. Así la esencia del juego tal vez puede llegar a las próximas generaciones y nuestro país acostumbrado a despreciar a los volantes de recuperación y a desconocer a los jugadores colectivos (como Teo) empezaría por primera a vez a entender de que se trata el fútbol  La teoría socio-cultural que sostiene la cultura como explicación y la psicología cognitiva que estudia las características de la práctica y las representaciones de allí derivadas, no son contrarias, y señalan claramente los pasos a seguir.

jueves, 1 de septiembre de 2011

El Error del Mundial: Publicidad, Cultura y Fútbol

El error fue creer que se puede crear una cultura de la nada, que basta con producir un eslogan pegajoso y suponer lo que no somos para lograr lo que a otros países les ha tomado decadas. La publicidad colombiana desprovista de referentes no fue sino un síntoma más de lo que nos condena a no ganar: Colombia no es una nación futbolística. Y en vez de aceptar ese hecho y construir a través de procesos y de una reflexión profunda sobre lo que somos como cultura y sociedad, la dirigencia y particularmente los financiadores se aferraron a la esperanza fútil de que un buen publicista resolvería el problema.

El error fue también creer que se puede hacer buena publicidad (y por la misma ruta literatura, arte, fútbol y comida) sin entender nuestra tradición y sin aceptarla. Prueba de ello es, como señalé en posts anteriores, el hecho de que la publicidad utilizada para el mundial estaba desprovista de referentes futbolísticos específicos. Uno podría intercambiar palabras en los eslogans y no cambiaría nada. (“Colombia el país donde la cerveza se baila” “Colombia el país donde la cocina se baila” etc); podría cambiar palabras en las rimas y hacer un comercial para cualquier otro país de Latino América (e.g. “que tal si esta vez clasificamos al mundial de primeros sin repechaje y sin tantos agüeros”). Por contraste, la publicidad hecha en naciones futbolística no podría ser exitosa sin referirse en alguna medida a la esencia del fútbol como juego y fenómeno cultural. Por ejemplo, esta propaganda es de dominio específico: sólo podría entenderla quien haya jugado al fútbol y esperado media hora a que le llegue un pase mientras otro jugador se come el partido en regates inútiles. Esta otra por ejemplo requiere sentarse y pensar la historia de Argentina como nación futbolística y revisar horas de video para encontrar el gol de Ayala. Ésta implica recorrer las grandes tragedias fútbolisticas de una nación y volverlas un cuento para niños. Estas dos conectan la tristeza de una nación en problemas, con la esperanza momentánea y fútil -pero esperanza al fin y al cabo- del juego. Ésta, finalmente, requiere saber que la “pelota no se mancha” y lo que eso significa (1:02) 

La buena publicidad sobre fútbol debería mostrar la mezcla agridulce que implica ir al estadio, los hinchas y sus contradicciones, las rivalidades, el origen cultural del juego, y el amor como metáfora. Se hubiera podido hacer algo con buenos deseos atendiendo a las diferencias entre los hinchas de grandes equipos, bromear sobre el tiempo que nos toma ir a un mundial, especular sobre la genética y el juego o sobre la excesiva estilización de las superestrellas que desconoce el valor de los volantes de marca. Se podría incluso haber hecho algo bonito, casí cursi, sobre la experiencia colectiva del juego y lo que no se puede decir con palabras.

Pero nada.

Tal vez la única propaganda que valió la pena en nuestra larga historia futbolística fue una que, antes del mundial del 94, presentaba a los jugadores de la selección diciendo frases bíblicas. Me acuerdo que decía “y Aristizabal dijo a los fariseos con la barra que mida serás medido”. Tristemente, este comercial duró un fin de semana al aire; tal vez alguien se ofendió, por lo de las referencias religiosas, o, de pronto, nadie lo entendió porque pocos sabía entonces que el fútbol en vez de un juego es una religión.

Creo además que la publicidad presentada para el mundial es sintomática de una nueva forma de asumir nuestra tradición sin entenderla, sin preguntarse siquiera cuál es, y distribuirla en versiones light desprovistas de toda la complejidad de la cultura popular. Como si un hipster importado pudiera entender lo que significa jugar al fútbol. Alguien señaló hace tiempo “escribe sobre tu pueblo y serás universal”. Esta frase parece haber sido olvidada no sólo por nuestros publicistas, sino por los agentes en diversos niveles de decisión en Colombia. Ahora, por ejemplo, se puso de moda cambiarle el nombre al tinto y llamarlo café americano. La última vez que chequeé el café americano era tan malo que tenían que ponerle sabor a hazelnut para venderlo. Lo paradójico es que en algunos restaurantes play de Bogotá, los meseros parecen no entender la palabra “tinto” y lo miran a uno con sospecha, casi con desprecio, cuando decide negarse a asumir las prescripciones del publicista/gerente de turno. En la misma línea, un conocido restaurante de Bogotá de larga tradición en comidas locales, ha decidido llamar “ropavieja” al “calentado”. Señores!, “ropavieja” es un plato cubano parecido a la carne desmechada, no tiene arroz, ni papa. Hay lugares donde el nuevo nombre para la “changua” es “sopa de pan” o “sopa blanca”, y miran mal a quien la pide con otro nombre. Los ejemplos se podrían extender infinitamente a dominios diversos como la producción cultural o las prioridades desarrollo. El punto es, volviendo al fútbol, que es imposible cambiar lo que somos sin sentarnos a pensar que somos en realidad, con la complejidad y las contradicciones que eso implica. Una visión monolítica acrítica de la cultura es tan dañina como una negación de ésta. Durante los días del mundial, colgaba en El Dorado una pancarta que decía: “Colombia, el país de los anfitriones”. Abajo, en el frenesí del desembarco, la gente se le colaba a los extranjeros que esperaban amablemente porque todavía no conocían las prescripciones de la cultura del vivo y la regla compartida por todos aquí de no dar papaya.

En fin, volviendo al fútbol, debemos pensar qué opciones tenemos. La respuesta está en realizar procesos de largo plazo que en una forma sostenida modifiquen nuestra forma de jugar y de entrenar tanto a nivel del equipo mayor, como en el nivel de las escuelas de fútbol y del barrio; procesos que modifiquen nuestra forma de entender el juego. En el próximo post, intentaré reflexionar sobre lo que un proceso significa -en términos cognitivos y socioculturales- y sobre el papel de los medios y la cognición en ésto, usando el fútbol, por supuesto, como una excusa para hablar de otras cosas.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Construir una Nación Futbolística: Tribuna 101

Había prometido dedicar este post a la comparación entre culturas futbolísticas y sus correlatos en las tradiciones publicitarias; tal vez a la banalidad con la que se intenta construir una imagen del país sin atender a su tradición y sus raíces, como si fuera suficiente con presentar comerciales en colores primarios, para construir una tradición propia. Sin embargo, he encontrado una mejor opción: la observación directa de la conducta de los fanáticos durante los partidos de Colombia en el mundial sub-20 y lo que ésto nos dice sobre la existencia o inexistencia de una nación futbolística.

No sé si el aumento en los precios de las boletas y la consecuente exclusión de las barras habituales explica lo que ha sucedido en los últimos partidos, pero lo cierto es que no pueden cantar más cuarenta Coreanos perdiendo que cuarenta mil bogotanos ganando, ni es excusable el silencio sepulcral que cubrió al Campín con el primer gol de Francia, ni es del todo respetable que los insultos que se escucharon cuando Peñalosa entró en la tribuna sur fueran perfectamente entendibles a veinte metros. Es un partido de fútbol por Dios santo. La barra debe silenciar al rival y animar al equipo local. El partido debe vivirse hasta el final. No, como es común con los hinchas bogotanos, o por lo menos los que van a este mundial, que afanados dejan la tribuna 5 minutos antes de que se acabe el partido (como si estuvieran perdiendo, cuando en realidad van ganando por 2 a 0).

Claro, el mundial ha contribuido a la construcción de una mínima tradición futbolística. Primero, el equipo juega bien, es ordenado y colectivo en muchos sentidos. Eso es bueno, pero no evitará que los hinchas abandonen al equipo o empiecen a insultarlo con el primer traspiés, como se escucha de vez en cuando en estos días en el Campín, cuando las cosas no salen. Segundo, hemos incorporado dos símbolos del fútbol: la ola y las vuvuzelas, o buselas como las llaman los vendedores ambulantes a la entrada del estadio. Dos símbolos, claro está, de grandes naciones futbolísticas, ganadoras y acumuladoras de trofeos: México y Sudáfrica. La ola, es cierto, es un símbolo del fútbol, pero no es un símbolo de ningún equipo (como dijo mi hermano cuando Malí se le venía encima a Colombia y la tribuna distraída se dedicaba levantar los brazos en vez de alentar al equipo). Las vuvuzelas, en cambio, no son, siquiera, un símbolo de este juego: silencian a la tribuna en un ruido amorfo que no anima al equipo, ni asusta al rival, ni presiona a los árbitros. Y es que, como sabe cualquier hincha, el estadio tiene que tener estados de animo; los sonidos del público deben seguir los ritmos del partido y las situaciones que se van dando. La tribuna debe cantar un canto colectivo, y sufrir o gozar con lo que está sucediendo en el verde infinito que se extiende bajo los reflectores.

Sin embargo, por momentos, el ambiente en el Campín, y me van a odiar por decirlo, se parece en cierta medida al de un partido de béisbol. En el partido contra Francia, el asistente del camarógrafo tenía que animar a la tribuna para que aparecieran cantando en las tomas de apoyo. En partido contra Corea, la gente aplaudía a la mascota y esperaba regalos (como en los peores partidos de los Piratas). Y en el partido contra Malí, la tribuna enardecida celebraba la asistencia anunciada por el parlante (40328 espectadores), en el justo instante en el que el equipo rival pegaba un tiro en el palo, dando la impresión de que el estadio en pleno estaba celebrando la acción de los africanos.

De pronto, lo que pasa es que nuestra tribuna como nuestros jugadores es débil mentalmente, se distrae con facilidad y se silencia. O peor, puede ser que la tribuna sea una metáfora del país. Nuestras barras, como el país, rara vez actúan en colectivo: mientras unos intentan cantar, otros chiflan y otros hacen ruido con las vuvuzelas, pero no hay una definición, un canto que unifique los esfuerzos. Nuestra barra, como el país, tiene serias dificultades para tomarse en serio su tarea: como un grupo de hinchas que cantaba “natalia”, “natalia” “tengo hambre” “tengo hambre” y otras frases sin sentido en los momentos más difíciles del partido contra Costa Rica, como si haciendo un chiste se fuera a solucionar el problema.

Para concluir, y para que no se me acuse de no hacer una crítica constructiva, he decidido escribir un pequeño manual “Tribuna 101”, sin pretender ni más saberme todos los cantos, ni ser un hincha de los que va todos los domingos al estadio. Un manual con los movimientos básicos que todo hincha (de Colombia) debe saber. El manual va a así: Cuando el rival tiene la bola se chifla, y si la pierde o la pasa mal se dice “buuu”. Cuando el arbitro pita contra el equipo local, se le grita ciego o “ese de rojo/negro %%&&$” dos veces seguidas. Cuando el arbitro pita a favor (independientemente de que lo haga bien o mal), se aplaude y se pide tarjeta. Oriental y Occidental presionan a los jueces de líneas: chiflan el fuera de lugar en contra, y aplauden el fuera de lugar a favor. Los cambios se aplauden y se corean los nombres de los jugadores (en el supuesto de que la tribuna los conozca). Si el jugador rival se bota en el piso, se le grita “llorón” (independientemente de que esté lesionado o no: la ecuanimidad no hace parte de este proceso). En los tiros de esquina se grita “y gol, y gol y gol” o “si se puede”. Si el rival se mete con un jugador del equipo (como sucedió ayer mientras la gente hacía la ola sin fijarse en lo que pasaba en el campo) se canta así: si el gentilicio del rival es de dos silabas, se grita el gentilicio dos veces y después un insulto que se usa primordialmente en Colombia. Si el gentilicio del rival es de tres silabas, se canta del gentilicio del rival y después un insulto que se usa primordialmente en México. Finalmente, cuando el equipo local tiene la bola se canta: “oe, oe, oe, oa que mi Colombia va a ganar”, o como mínimo "Colombia". No sobra aclarar, dadas algunas confusiones observadas en los partidos del mundial, que la tribuna no debe chiflar cuando el equipo local tiene la bola y no puede silenciarse cuando el rival ataca.

Ah, y cuando el arquero rival va a sacar, se estiran las manos y se dice... mejor vean este video (http://www.youtube.com/watch?v=T6SEedAPfUk ) y averigüen que están a punto de decir los mexicanos en la misma situación en el minuto 1:29 o lo que cantan los Coreanos en el segundo 21. Entonces, habrán pasado su primer nivel de “Tribuna 101”.

jueves, 28 de julio de 2011

Construir una Nación Futbolística: Identidad, Cultura y Realismo Cognitivo

La actuación de la selección Colombia en la reciente Copa América ha generado debate en los medios y ha enardecido nuestro tradicional espíritu derrotista en las redes sociales, sí, ese mismo que hemos conocido desde los tiempos de “¿A qué vamos si igual vamos a perder?”. La pregunta es, sin embargo, más profunda: podemos ganar algo grande sin ser una nación futbolística, si ésta es, en el mejor de los casos una nación micro-futbolera, de pases cortos y pisar la pelota, no de correr al espacio vacío, cruzar centros o hacer diagonales. No sería quizá el mejor remedio asumir con resignación, si se quiere con realismo, que no estamos hechos para ésto y hacer del patinaje nuestro deporte nacional.

Si nuestros cantos son prestados, versiones modificadas de cumbias argentinas acompañadas con iconos foráneos como las sombrillitas del Racing o de cualquier otro equipo del sur: ejemplos mal imitados de otras latitudes, como nuestro fútbol que desde la cancha del barrio hasta la selección cambia de estilo por semestres: un fútbol donde a veces se quiere jugar a lo brasileño – pero sin la movilidad sin balón que acompaña la gambeta- y a veces a lo alemán buscando el pase frontal y el “fútbol vertical”. País donde se idolatran los equipos extranjeros como queriendo rescatar algo parecido a un pasado europeo, un poco como nuestros antepasados que pegaban los segundos apellidos (Juan Perez Sanchez de Azcuenaga/Diana Martinez-Blair/John Sánchez Perez Ladrón de Guevara) para mantener la poca herencia europea que les quedaba. Si nuestro país es tan ajeno al fútbol, que no hay un canto que unifique a la tribuna -salvo el artificial E OE OE OE OE que se silencia como una sentencia en los momentos difíciles de los partidos, engrandeciendo al rival en el Campín-. En el mundial pasado, en los bares de Madison o Pittsburgh donde se reúnen los latinos inmigrantes a apoyar a sus equipos está diferencia era notable. Brasileños, Argentinos y Chilenos cantaban al unisono los cantos nacionales compartidos por todos (e.g. Ver este video por ejemplo para entender la especificidad de las formas de apoyar a los equipos en diferentes países), y la pregunta que venía a la mente era si en una situación análoga, en la victoria o en la derrota, pero en la cumbre de la experiencia cultural del fútbol, uno tendría palabras para cantar. No sería malo tener, por ejemplo, establecer un soy colombiano “en las buenas y en las malas” para que los hinchas dejaran de ponerse la camiseta de Brasil cuando la selección pierde. Tocaría eso si hacer una versión diferente que no fuera imitación del canto argentino. En el peor de los casos, deberíamos asumir algo parecido al canto español que descarta la victoria como objetivo y la remplaza por la experiencia colectiva: “hemos venido a emborracharnos el resultado nos da igual”. Tal vez, y asumiendo nuestros resultados recientes, podríamos intentar un canto de fidelidad a lo “You Never Walk Alone” o intentar remplazar con triunfos en otras áreas nuestro fracaso futbolístico; algo así como el “Two World Wars and One World Cup” de los ingleses. Intentar algo así como “primeros en fauna y flora y en café, y 35 en la clasificación de la FIFA”, o “Dos océanos, tres cordilleras, un pase errado y cuatro tarjetas amarillas”.

La pregunta es: deberíamos abandonar toda pretensión y todo sueño ad portas del mundial juvenil, y aceptar que nuestro país es tan ajeno al fútbol que no se necesita saber de fútbol para hacer publicidad sobre fútbol. Y no esto no sería de extrañar, sino fuera por el supuesto que en una nación futbolística todos deberían tener una idea básica de la historia y los procesos del fútbol. Sólo basta revisar los recientes comerciales de apoyo a la selección y promoción del mundial juvenil para entender el origen de la tragedia de nuestro juego colectivo: la ausencia de una cultura futbolística y la inexistencia de un realismo cognitivo. Por un lado los comerciales, son un fiel reflejo de una sociedad que no considera el fútbol una parte esencial de su cultura (es más esencial como se ve en los comerciales el baile); por el otro, los comerciales reproducen el voluntarismo de “creer es poder”, y “hay que sudar la camiseta”. Voluntarismo que contradice ideas respaldadas por la investigación cognitiva que señalan que el problema del desempeño experto no es la voluntad o la motivación, sino la práctica deliberada durante largos periodos de tiempo.

Sobre el primer punto, uno puede comparar claramente la diferencia en la cantidad de referentes culturales, y la especificidad de estos, entre, por ejemplo, los comerciales hechos en Argentina (e.g., Fui Yo el del palo en el último minuto contra holanda en el 78, fui yo el del travesaño contra Yugoslavia en el noventa, contra Brasil obviamente fui yo... Ustedes dirán: ¿dónde estuviste contra Suecia y contra Alemania? Que va ser, él de abajo también juega y los comerciales hechos en Colombia (e.g., la país donde el fútbol se baila). Si aceptamos por una vez que no somos una nación futbolística, debemos revisar cuales son nuestras opciones para alguna vez ganar algo. Una opción sería cambiar la cultura: empezando por construir un canto nacional y ponerlo en los periódicos para que la gente tenga con que alentar. Otra construir procesos de largo plazo, desde tener escuelas y canchas de fútbol en las ciudades hasta mantener los técnicos un tiempo suficiente como para que los jugadores automaticen los movimientos y el reconocimiento de patrones necesario para un desempeño experto. Diez años o diez mil chunks decía Herbert Simon se requieren para llegar al más alto nivel de desempeño , tal vez deberíamos darles a los jugadores de nuestra selección la quinta parte de este tiempo. Esos diez años no están en nuestra infancia porque no somos una nación futbolística. En el mejor de los caso, tenemos diez años de micro-fútbol y banquitas en la calle del barrio, pero ésto no implica que tengamos las habilidades básicas para fútbol: en el barrio por ejemplo es raro él que sabe cabecear o quien en vez de pisar la pelota como un jugador de micro-futbol, la pega al borde externo, o le pega de zurda. Ni hablar de los cambios de frente. El punto es que si queremos ganar alguna vez tenemos que construir una nación futbolística, a través de la cultura y los procesos.

Bueno tal vez haya otra opción: organizar campeonatos juveniles de local y jugar la final en Bogotá. Esperanza a la que nos aferraremos con las uñas durante el próximo mes.

La próxima semana "Cultura, Publicidad y Fútbol", y la que sigue "El Realismo Cognitivo y Los Procesos en los Deportes".

domingo, 22 de mayo de 2011

Coherencia y Educación Moral

Una contribución de Cristhian Martínez quien ha estado trabajando el tema de educación moral en el grupo de Roberto Posada.

Algunas razones para el mal funcionamiento de la educación moral en Colombia desde la perspectiva del desarrollo cognitivo-social.

En los últimos años, pero especialmente en lo que lleva el 2011, se ha notado un incremento en la violencia dentro y alrededor de las instituciones educativas colombianas http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-4184137 y un auge informativo en temas relacionados, como por ejemplo la judicialización de menores o el cyberbullyng, entre otros.

La psicología cognitiva, encargada básicamente de indagar por las maneras y mecanismos mediante los cuales conocemos el mundo, tiene dos componentes generales: 1) la cognición del mundo físico y 2) la cognición del mundo social. Aunque un poco relegada con respecto a la primera, la cognición social se encarga de estudiar cómo razonamos con respecto a los otros, a lo correcto e incorrecto, a las reglas, a las relaciones entre personas, entre personas e instituciones, a los sistemas de valores y creencias y al mundo social en general. De este modo la cognición social es un marco dentro del cual se puede hacer un análisis acerca del problema de la violencia en los colegios, el cual está íntimamente ligado con la educación moral.

Las siguientes son algunas razones por las cuales la educación moral falla, desde una perspectiva de dominios específicos del desarrollo moral, la cual se fundamenta en un paradigma organicista y constructivista.


1. Legitimidad de la autoridad.

Hay dos conceptos centrales cuando se habla de educación moral: disciplina y autoridad. Ambos cargan con imaginarios negativos (basta con recordar las sentencias clásicas de la cartilla Charry “la letra con sangre entra”, o “madre dame palo pero dame que comer”) y ambos están relacionados, básicamente, porque la disciplina se puede ejercer con respecto a uno mismo o con respecto a la autoridad. De este modo nos encontramos con las diadas interno/externo, autonomía/heteronomía, autorealización/deber. Por ahora solo voy a hablar de la autoridad. Barnard (1963) sostiene que la autoridad es exitosa sólo cuando sus ordenes promueven el orden moral o social como el subordinado lo entiende. Esto quiere decir que el subordinado está de acuerdo con quien imparte la autoridad por estar ésta legitimada por la coordinación de entendimientos sobre las reglas. Jackson (1968) afirma que la principal manera en que la escuela contribuye al desarrollo de valores sociales y morales en los estudiantes, es a través de las respuestas de los profesores a las transgresiones sociales cotidianas de los estudiantes, y no precisamente mediante la clásica materia de ética (mal conducida), en donde se “inculcan” valores.

De este modo la efectividad de los profesores como fuentes de conocimiento social es una función de los juicios de los estudiantes quienes evalúan su legitimidad y adecuación con base en la coordinación (coherencia de las respuestas y coherencia con el propio actuar) que los maestros den a sus formas de respuesta (Nucci, 1982; 1984; 2001; Weston y Turiel, 1980). De acuerdo con Metz (1978, en Nucci, 1982) la educación está dada más por la percepción que tienen los estudiantes del maestro como un instrumento competente del orden social que por el poder que el maestro tiene de controlar las recompensas y castigos.

En otras palabras, ningún método de educación moral va a funcionar si no hay una percepción de coherencia y competencia del ente encargado del orden social. Weber sostenía que el maestro está entre el padre y el policía; esta secuencia representa una versión comprimida del desarrollo moral de una persona con relación a las principales figuras de autoridad durante toda su vida. Si estas tres figuras no son coherentes, no solo van a ser ineficaces en cuanto educadores, sino que van a “atrofiar” el propio entendimiento autónomo de conceptos morales de las personas.

Sin contar los múltiples casos de corrupción en varios órganos del estado, la deslegitimación de algunos gobernantes por escándalos de todo tipo, entre muchas otras situaciones, los siguientes son algunos ejemplos cotidianos directamente relacionados con justicia, bienestar y derechos humanos que son la base sobre la cual construimos conceptos morales:

http://www.eltiempo.com/colombia/bogota/abuso-de-la-policia-de-bogota_9313020-4

http://www.caracoltv.com/noticias/nacion/video-214368-piden-maxima-condena-para-alcalde-mato-a-ciclista

Especial atención a la argumentación del abogado del alcalde sobre el extraño fenómeno de “osmosis alcohólica”, relacionado con el post de argumentación sin evidencia (aunque asegura tenerla). Y el ambiguo papel de la policía en este caso.

http://www.eluniverso.com/2006/08/22/0001/14/F63237DBEDCC4B068DC174F07BA152B2.html

http://www.canalrcnmsn.com/noticias/polic%C3%AD_en_estado_de_embriaguez_se_suicid%C3%B3_tras_chocar_dos_taxis_en_bogot%C3%A1

¿Porque no puedo conducir mi carro en estado de embriaguez y huir al causar un accidente, si agentes de la policía, el ejército, la Dijin e incluso el alcalde, el burgomaestre, lo hacen?

¿Por qué no robarme las vueltas, o el descuadre de la nómina, si los desfalcos en el sector salud son billonarios, o las guacas incautadas son una medalla de honor?

Cualquier inversión en campañas de conciencia ciudadana, convivencia, tolerancia, “quítate los guantes”, “entregue las llaves”, etc., se ve contrarrestada con un sólo mensaje incoherente y contradictorio de 2 minutos en el noticiero.

El papel de los educadores morales no es enseñar moral, es acompañar y promover el desarrollo autónomo de conceptos morales, y propiciar lo que algunos llaman una atmósfera moral adecuada. Luego de que en el hogar y en la escuela se cumpla esta condición, y se ingrese en la vida civil, la coherencia en los mensajes se debe mantener por parte de los organismos de regulación social.

Así que si siente el deseo visceral de no obedecer a la autoridad, no se preocupe, es natural y además sensato si la autoridad no es competente. Sin embargo no permita que sus conceptos morales se vean influenciados por este hecho.

Cristhian Martínez M.


lunes, 16 de mayo de 2011

Lenguaje y Pensamiento

Para esta semana, les envío un video de Steven Pinker sobre la relación entre lenguaje y pensamiento. En la clase discutiremos los estudios de Lera Boroditsky sobre la influencia del lenguaje en el pensamiento, como complemento a los estudios de Saxe y otros sobre la relación entre Cognición y Cultura. El video de Pinker presenta una posición diferente y es un buen punto para articular el debate, ya que considera las restricciones sociales y naturales que operan sobre la estructura del lenguaje, y como éste puede ser una ventana a una naturaleza humana constante.

http://www.ted.com/talks/lang/eng/steven_pinker_on_language_and_thought.html


Narrativa, Identidad y Memoria Histórica

En relación con la clase de la semana pasada, les envío dos videos que pueden servir como ejemplos de la artículación entre identidad y narrativa. El primero, “¿Quién soy yo?” describe el proceso de recuperación de niños hijos de desaparecidos, en Argentina, después de la dictadura. El video empieza en el minuto 5 del link. El otro video muestra una experiencia de recuperación de memoria histórica en relación con la Masacre de Trujillo. En ambos casos, se pueden ver el rol de las narrativas en la recuperación de la memoria histórica y las negociaciones identitarias que se articulan alrededor de estas.

Quién soy yo

http://www.youtube.com/watch?v=CGu3yRAnvkk&feature=related

Trujillo

http://www.youtube.com/watch?v=Pni9zVq_5cE&feature=related


martes, 3 de mayo de 2011

¿De qué forma es la tierra?

Para esta semana, tenemos un comentario sobre los estudios de Vosniadou and Brewer sobre las creencias de los niños sobre la forma de la tierra. Este comentario es interesante porque combina el tema de las concepciones erradas (misconcepciones) y el de los modelos mentales.

http://www.spring.org.uk/2008/04/how-children-learn-earth-isnt-flat.php

lunes, 18 de abril de 2011

Argumentación, Medios y Opinión alrededor de la Universidad Pública

En años recientes, como parte de la agenda en Educación, Cognición Aplicada y Medios, hemos venido investigando como la autoridad de la fuente y la ausencia de evidencia en los procesos argumentativos son las fuentes de múltiples errores que llevan a las personas a aceptar conclusiones no sustentadas. Es interesante cómo el siguiente editorial en referencia al proyecto de reforma a la ley que regula educación superior constituye un ejemplo privilegiado de dichos errores. En primer lugar, el editorial no presenta evidencia. Contiene afirmaciones sobre la calidad de las universidades o los niveles de gasto, que no sólo no están sustentadas sino que se pueden probar falsas con una búsqueda en Internet de cinco minutos. Proveer evidencia no sólo es una práctica necesaria en la argumentación, sino que representa un entendimiento de las características epistemológicas y pragmáticas de todo dialogo argumentativo (Gaviria & Corredor, En Prensa). A diferencia, por ejemplo, de las columnas de Daniel Coronell que siempre tienen links a documentos y fuentes primarias, este editorial concluye sobre la educación superior en función de prejuicios y verdades a medias. La ausencia de evidencia, hace que el editorial sea una opinión no sustentada, revestida de legitimidad a través del nombre del periódico. Ahora bien, usar la autoridad de la fuente como un recurso argumentativo es otro error (Arias, 2009). La verdad de la tesis depende de la evidencia y de la organización de los argumentos, y no de la autoridad abstracta de quien la enuncia. Finalmente, en el caso de este editorial, la fuente es anónima. Por esta razón, es difícil establecer cuales son los intereses y objetivos de los autores, y, sin esto, es imposible llevar a cabo un adecuado proceso de razonamiento histórico. Wineburg (2001) mostró que revisar los intereses y objetivos de la fuente constituye una heurística fundamental para el razonamiento en ciencias sociales. Por ahora, anexamos el link al editorial, así como una breve respuesta que construimos para responder a las afirmaciones allí contenidas. El editorial constituye un excelente ejemplo de la forma en que los medios “razonan”, y puede servir para explorar las necesidades que tiene una agenda en defensa de la universidad pública. Es necesario entender como la ven y como la presentan para poder responder con efectividad mediatica. Respuestas como las contenidas en los comentarios al editorial que acusan al periódico de neoliberal y santista, no sólo no ayudan, no convencen a nadie, sino que constituyen también errores argumentativos. En las próximas semanas escribiremos más alrededor de los requerimientos de una agenda mediatica alternativa que nos permita ganar capital político en favor de la universidad; por ahora revisen el editorial y la respuesta. Favor rotar.

Editorial

http://www.elespectador.com/opinion/editorial/articulo-263571-educacion-un-deber-del-estado

Respuesta

Este editorial es una suma de lugares comunes sin una lectura clara ni de la propuesta del gobierno, ni de la realidad de las universidades públicas. Por ejemplo, asume sin datos que las universidades privadas son mejores que las públicas cuando claramente en los rankings internacionales la Nacional supera a los Andes en 5 de 6 listados (e.g.http://es.wikipedia.org/wiki/Clasificacion_academica_de_universidades_de_Colombia). Misma situación con los ECAES donde el 63% de los mejores puntajes vienen de universidades públicas según el listado del ministerio de educación (e.g.,http://www.mineducacion.gov.co/1621/articles-140442_recurso_1_pdf.unknown). Adicionalmente, el editorial no revisa la forma en que las universidades públicas, particularmente la Universidad Nacional, han realizado gigantes esfuerzos por mejorar sus niveles de cobertura, formación profesoral y financiación. Para citar un par de ejemplos, la Universidad Nacional ha aumentado considerablemente el número de docentes con doctorado en los últimos 10 años (tengo el documento pero no puedo subirlo a la sección de comentarios), y produce más de 400 mil millones de pesos anuales en financiación propia a través de contratos con los sectores público y privado (www.unal.edu.co/gerencia_finad/presupuesto/docs/Ppto_general_2011.pdf).

El editorial tampoco revisa las consecuencias directas del proyecto de reforma sobre la financiación de la Universidad. Deberían leerse los artículos del 100 al 107 con cuidado. ¿Qué implica que se establezca como criterio de distribución de recursos la regionalización y al mismo tiempo se le dé el control de las universidades a los políticos locales? ¿Qué implica amarrar la financiación al crecimiento del PIB? ¿Qué implica que gran parte de los nuevos recursos vayan a la matrícula privada a través del ICETEX? ¿Qué consecuencias tiene para la viabilidad de la Universidad que la plata vaya a "innovación" sin tener garantizada la sostenibilidad de las universidades?

domingo, 10 de abril de 2011

Flujo y Felicidad

En este video, Mihaly Csikszentmihalyi discute el origen de la felicidad desde la perspectiva de la experiencia subjetiva en el día a día. Como van a notar, la aproximación es distinta a la utilizada en los estudios sobre modelos económicos y razonamiento afectivo. El video es un buen punto de partida para discutir el concepto de flujo y su relación con la experticia en dominios de actividad. Es interesante porque permite conectar ideas creadas para explicar el razonamiento en dominios muy estructurados (e.g., física), con fenómenos de la vida cotidiana sobre los que tenemos que tomar decisiones frecuentemente.

http://www.ted.com/talks/lang/eng/mihaly_csikszentmihalyi_on_flow.html

domingo, 3 de abril de 2011

Video juegos y Género

El video de esta semana revisa el diseño de video juegos en relación con el género e intereses de diferentes grupos de video jugadores. En la charla se presentan algunas metodologías que pueden ser utilizadas para diseñar mejores video juegos. El video sirve de punto de contraste a la lectura de esta semana (Steinkuehler, 2006) que revisa los cambios sociales que se están produciendo alrededor de los video juegos, y las características de los video juegos como una combinación de tareas abiertas y cerradas.

http://www.ted.com/talks/lang/eng/brenda_laurel_on_making_games_for_girls.html


lunes, 28 de marzo de 2011

Creatividad y Transferencia

En esta charla, Ken Robinson nos habla de las formas en que se puede promover el desarrollo de la creatividad. Es un buen punto de partida, para empezar a pensar las transformaciones necesarias en los sistemas educativos actuales. Las preguntas que vienen de ahí son: ¿En qué mundo vivimos? ¿Pueden las narrativas lineales de la educación actual responder a los flujos de información que enfrentan los nativos de la era digital? ¿Por qué estamos obsesionados con que los estudiantes entren a la Universidad, aunque la Universidad y las escuelas no conecten con el mundo real? ¿Qué sacrificios, si se pueden llamar así, tenemos que hacer para hacer la educación consistente con la realidad? En últimas, la pregunta es sobre la naturaleza de la educación y su nivel de transferencia al mundo al que nos enfrentamos.

http://www.ted.com/talks/lang/eng/sir_ken_robinson_bring_on_the_revolution.html

martes, 22 de marzo de 2011

Expectativas Erradas

En este video, Dan Gilbert explica cómo los errores en cálculo de valor -que estudiamos hace 15 días- afectan las decisiones en la vida diaria. Este video es un buen complemento para la lectura de esta semana del mismo autor. El video ilustra con muy buenos ejemplos los efectos de contraste que estudiamos en Kahneman, y les refresca la información que necesitan para entender porque la posibilidad de tener opciones, y cambiar las que tenemos, es más atractiva, aunque menos satisfactoria para las personas.

http://www.ted.com/talks/lang/eng/dan_gilbert_researches_happiness.html

viernes, 18 de marzo de 2011

Video juegos y violencia: Una explicación fácil

Existen fuertes dudas sobre la existencia de una relación causal directa entre video juegos y conducta violenta (Kutner & Olson, 2008). Sin embargo, desde sectores conservadores, religiosos y paradójicamente desde la izquierda misma, se ha propuesto que deben existir fuertes restricciones al uso de video juegos (http://peru21.pe/noticia/399599/hugo-chavez-videojuegos-playstation-son-veneno-capitalismo ; http://www.huffingtonpost.com/2010/11/01/violent-video-game-ban_n_776779.html ). En el caso de California es divertido, por decir lo menos, que sea Schwarzenegger, el protagonista mismo de Terminator, el mismo que le enseñó a John Connor a no parar de disparar, quien haya impulsado la prohibición a la venta de video juegos. Es a la vez útil para los propósitos de este post, mencionar que la corte suprema de los Estados Unidos declaró dicha ley inconstitucional porque violaba el derecho a la libre expresión. Y esta es, en alguna medida, la razón por la que los video juegos son objeto de ataque: ellos son un objetivo fácil con el cual se puede sentar un precedente de prohibición de contenidos. Muchos padres, por ejemplo, serían mucho más dados a aceptar la prohibición de los video juegos que la de los libros, aunque en el fondo ambas iniciativas lleven el mismo espíritu. Por esta razón, también es necesario que se entienda la importancia de no restringirlos. Por otro lado, los video juegos son una buena distracción para no tener que pensar en otros males. Culpar a los video juegos de la violencia nos permite ir a casa con una explicación fácil: olvidarnos de la pobreza, del maltrato de los padres, de la anonimia de crecer un sector sin oportunidades...

Ver más aquí:


domingo, 6 de marzo de 2011

Razonamiento Inductivo: Recuerdo vs Experiencia

Esta semana la discusión básica es cómo construimos representaciones que integren las características de múltiples eventos o instancias de categorías. Por un lado, está discusión se relaciona con el cálculo de probabilidades y otros errores en razonamiento estadístico. Sin embargo, esto también se relaciona con la forma en que recordamos y evaluamos las experiencias en la vida cotidiana. En este video, Danny Kahneman nos muestra las consecuencias que este tipo de errores tiene para la evaluación de la felicidad.

lunes, 28 de febrero de 2011

Aprenda sobre sus Sesgos: Tome el IAT

Hola todos.

Esta semana la tarea consiste en realizar el iat (o ait) en español. Por favor, tomen nota de sus resultados y sensaciones mientras hacen el test. Hagan el de raza, y otro que ustedes decidan que les llama la atención.

https://implicit.harvard.edu/implicit/spain/

lunes, 21 de febrero de 2011

Dos Entradas sobre Razonamiento Deductivo y Argumentación

La primera entrada de esta semana revisa el Sudoku como un medio para estudiar el razonamiento deductivo.
http://bps-research-digest.blogspot.com/2008/12/sudoku-puzzles-show-were-all-capable-of.html
La segunda entrada aborda un tema más general: los elementos que hacen que un argumento sea más persuasivo.
http://www.spring.org.uk/2010/11/balanced-arguments-are-more-persuasive.php

lunes, 14 de febrero de 2011

Dos Entradas sobre Arquitecturas Cognitivas y una Reflexión desde lo Distribuido

1.En este video Kwabena Boahen discute las diferencias entre el diseño actual de los computadores y la forma en que funciona el cerebro. En el proceso da algunas ideas en relación con el rol de los sistemas conexionistas en el futuro de la inteligencia artificial. PARA SUBTITULOS EN ESPAÑOL: En la parte inferior de la pantalla, justo debajo de los controles (play, pause, etc.) pueden modificar el lenguaje de los subtitulo.

http://www.ted.com/talks/kwabena_boahen_on_a_computer_that_works_like_the_brain.html

2.En esta entrada de blog, se discute la idea de la cognición distribuida, y como reta las nociones tradicionales de mente. Interesante que vean los comentarios hasta el 5 si tienen tiempo, porque hay están todas las posiciones, desde el conductista radical (que entiende el debate como una negación de la mente y no como una extensión) hasta el subtipo de filosofo que dice que ya todo lo dijo Platón.

http://scienceblogs.com/cortex/2009/01/the_iphone_mind.php

3.En este último blog se debate la utilidad de las neurociencias para resolver debates cognitivos.

http://www.spring.org.uk/2007/02/can-neuroscience-tell-us-anything-about.php

miércoles, 19 de enero de 2011

La Adicción a la Tecnología No Existe!

Los debates psicológicos y educativos son debates morales. En ellos, no se hace una discusión pura del método, sino que se encuentran posiciones enfrentadas sobre el deber de la sociedad y los destinos posibles de las naciones. Esto es así porque la educación define los elementos esenciales que determinan el carácter moral de los ciudadanos -la identidad de los niños y adolescentes, el control parental y las formas de socialización- y la psicología define la frontera entre la enfermedad y la sanidad mental. Por eso no es extraño que el conservadurismo moral enfile baterías contra transformaciones en estos espacios. Esto es sabido y no hay mucha sorpresa en ello. Ha sucedido antes con cambios en las formas de ejercer la sexualidad, de vestirse o de bailar. Lo que es sorprendente es que el nuevo campo de batalla sea la relación entre los adolescentes y la tecnología, y que esta batalla este siendo dada en su mayoría por los adultos que en el pasado se revelaron contra las restricciones de orden moral impuestas por los adultos de su época.

En días pasados un periodista me llamó pidendome un concepto sobre la adicción a la tecnología en mi calidad de experto en videojuegos y aprendizaje. Yo siguiendo un precepto más académico que mediático contesté lo que se sabe sobre el tema: La adicción a la tecnología no existe! Lo que los adultos y algunos medios llaman adicción a la tecnología es parte del proceso de socialización normal de los niños y adolescentes. Desde mi perspectiva, no hay nada extraño en que adolescentes y jóvenes pasen horas comunicándose y jugando con otros online. Si esto fuera una adicción habría que proponer también la adicción al fútbol, por todos los niños que gastan horas enteras jugando fútbol en las cada vez más escasas esquinas del barrio, y un síndrome de adicción a los amigos por todos los que gastamos nuestra adolescencia socializando en diferentes espacios públicos, desde las calles del barrio hasta los centros comerciales. Es cierto que algunas personas pueden desarrollar conductas compulsivas con algunos elementos de la tecnología, como los video juegos, pero esto puede ser en la mayoría de los casos el resultado de un desorden clínico de otro tipo, un desorden obsesivo compulsivo por ejemplo, anterior y diferente al uso de la tecnología. Una persona con este diagnostico se puede volver adicta al juego, a los videojuegos o a coleccionar muñecas de trapo. No existe en el manual de diagnostico (DSM-IV) nada llamado “Adicción a la Tecnología”, ni siquiera se usa el término Adicción. Existe el abuso o dependencia a las sustancias pero eso es otra cosa. Una persona puede derivar en un uso compulsivo de medios de información, juegos o redes sociales pero no hay nada especifico a la tecnología que la haga especialmente adictiva. Ni siquiera es una sustancia. ¿Cómo se podría definir entonces un trastorno como éste? ¿Qué efectos neuropsicológicos podría tener una sustancia que no existe?

Creo que lo que está sucediendo tiene que ver más con una guerra generacional de vieja data sobre el nivel de intervención parental en la socialización de los niños (Boyd, 2008) y con la forma en que las nuevas tecnologías han empezado a modificar la distribución social del conocimiento y a debilitar la legitimidad de los actores sociales tradicionalmente encargados de preservarlo. En relación con el primer aspecto, existe una creciente desconfianza pública alrededor de la socialización informal de jóvenes y niños (Chabon, 2009). Esta desconfianza deriva en una restricción de estos espacios donde los niños y jóvenes pueden interactuar sin intervención de los adultos (Stout, 2010). Mucho de lo que los adultos llaman adicción a la tecnología es parte de procesos de socialización normales. La diferencia es que ahora en vez de irse a jugar por la tarde a la calle del barrio, y no hacer las tareas, los niños y adolescentes se quedan en casa, “parchando”. Esta teoría, propuesta por Steinkuehler & Williams, 2006, señala que los espacios virtuales se están convirtiendo en los nuevos lugares de socialización. Es necesario recordar aquí la importancia que esta socialización informal durante la infancia tardía y la adolescencia tiene para el desarrollo de la identidad. Aunque algunos padres pretendan restringir las opciones de interacción de los niños y pretender que estos se dedique 24/7 al trabajo académico, esta posición no es ni realista, ni saludable. Los niños y adolescentes recurren a los espacios virtuales para interactuar y jugar con otros en formas que son fundamentales para su desarrollo. Formas que no son en la mayoría de los casos comprendidas por los adultos, que son sin lugar a dudas inmigrantes, no nativos, de los espacios digitales (Prensky, 2001). Y en esa condición de hablantes de la segunda lengua de lo digital, no pueden comprender y se asustan con las posibilidades de lo que les es desconocido.

El caso es, para terminar esta historia, que ante mi respuesta, el periodista me ignoró. Si yo decía “la adicción a la tecnología no existe”, el preguntaba “pero bueno cuales son los síntomas de esta adicción?”. Intentaré ser más espectacular la próxima vez, amarillista si se quiere, y citar algún síndrome que dé para un buen titular. Por ahora se me ocurre que podría ser el síndrome de Stendhal en el que las personas tienen taquicardia cuando están expuestos a un arte extremadamente bello. Esto explicaría por ejemplo porque se desmayan las groupies en los conciertos... o no?